Erase una vez un hombre que no le gustaba para nada y en absoluto la vida que estaba llevando, por lo que un día tomó la estricta determinación de dormirse para siempre y vivir una nueva vida dentro de un sueño. El problema radicaba que en dicho sueño, al estar muy cercano a la corteza de la razón, permitía que se filtrasen aquellos problemas que acosaban su vida consciente por lo que todos ellos volvían a reaparecer teniendo de nuevo una clara presencia. Entonces el hombre volvió a tomar la determinación de dormirse de nuevo y paulatinamente a sumergirse en otro sueño dentro del anterior sueño, pensando que así, tal vez, al alejarse un poquito más de la obtusa realidad los problemas desaparecerían para siempre. Pero claro, escapar no resultaba tan sencillo porque tarde o temprano un problema de su vida consciente afloraba, como si fuese una mala hierba, sobre la capa de sueño donde se encontrase, fuese donde fuese llevando al hombre al mayor de los desesperos.
Un día decidió enfrentarse a la realidad y poner sus problemas en fila, como las fichas de dominó y de un simple golpe acabar con cada uno de ellos. El problema era que estaba tan sumergido en cientos de miles de sueños que perdió el norte y jamás pudo regresar. Lo intento, mil y un millón de veces, pero no pudo alcanzar la salida. Es más aquellos problemas que habían florecido en las todas las capas ahora habían formado una espesa jungla llena de lianas y de monstruos implacables lleno de ojos que le escudriñaban con enorme e insaciable apetito.
© Richard Archer – 2008 (Todos los derechos reservados)
A veces me gustaria sumergirme en un sueño creado a mi imagen y semejanza pero tarde o temprano aparecen los problemas en los sueños, por eso, cuando todo me agobia viajo a ese lugar llamado El pais de Nunca jamas…
Un besito y una estrella.
Mar
Gracias. Pienso que huri a veces es mucho peor porque los problemas crecen como los baobabs del planeta del principito.
Hola. Di con este blog porque escribí una microficción sobre las matriuskas y le dije a un amigo que seguro si buscaba en google, encontraría al menos cuarenta cuentos parecidos al mío. Leí este, pero no, no se parece al mío, aunque, egolatría aparte, también es muy bueno.
Realmente no lo entendi