Nuestras Vidas Son…

22 06 2008

Dicen que dijo el río llegando a la mar:

¡¡¡ Aparta, que voy !!!

© Laura Moya y Pep Bussoms – 2008 (Todos los derechos reservados)





La pelota

19 06 2008

Rodó, girando como una loca hacia un punto impreciso. Mientras rodaba contempló el mundo girando sobre sí misma. La gente de repente estaba cabeza arriba como de golpe cabeza abajo, como sucedía a los coches y resto de objetos que decoraban la calle. Rodó, siguió girando. Atravesó un charco y se refrescó de arriba a abajo, el agua estaba sucia pero por lo menos estaba fresquita. Lo quizás más rabia le daba mientras giraba era que se perdía gran parte de los detalles ya que iba a tal velocidad que no podía concentrarse en los detalles de lo que sucedía a su alrededor. Pero por otro lado el sentimiento de libertad compensaba todos los otros pesares. Rebotó, contra el borde de la acera, pero no por ello perdió velocidad, es más del impacto giró con mucha más fuerza sobre sí misma.
Los niños corrían tras ella, alzando las manos como para poder atraparla pero no lo conseguían. Ella iba más rápido. Atravesó la calle, esquivando por la inercia a varios vehículos, algunos niños se detuvieron, se escucharon varios frenazos y junto a ellos varios bocinazos. Quien no se detuvo fue su dueño, el niño tenía fija la mirada en ella, sus ojos hablaban de temor, temor a perderla y a no divertirse nunca jamás. No vio venir el coche. Fue todo muy rápido. El frenazo no consiguió detener el triste acontecimiento. Ella seguía rodando pero pudo ver al niño volar por los aires varios metros escupiendo un delgado chorro de sangre por la boca. Desde su extraña perspectiva le vio dar tres vueltas de campana por el aire antes de estrellarse en el suelo definitivamente ya inerte.
Ella siguió girando. Ya nadie la perseguía. Encontró una pendiente que hizo que frenase su velocidad. Entró por la puerta del parque chocando y rebotando por doquier hasta acabar reposando bajo un árbol, entre sus raíces fuera del alcance de la vista de cualquiera. Pasaron varias semanas hasta que otros niños la encontraron. Estaba muy sucia y algo deshinchada, pero serviría para darle unas buenas patadas, cosa que hicieron rodeándola entre un tumulto de pies y griterío.

© Richard Archer – 2008 (Todos los derechos reservados)